7/14/2011

ESCOCIA 2011

Día 1

La noche anterior ya quedó todo cargado, quedaba despertarse, desayunar y muchos kilómetros. Sin ninguna novedad, no pasó nada hasta que empezó a llover. Lluvia soportable que se volvió intensa tirando a pesada llegando a Orléans.





Ya tenemos callo con las autopistas, yo paro, Fata coge el ticket o mete el ticket y la tarjeta cogiendo el justificante y nos vamos. Ni me quito los guantes, que son unos pocos peajes de aquí a Orléans.










Allí gracias al GPS encontramos el hotel, que si no todavía estábamos buscándolo. Una KK de hotel, minúsculo, sucio...empezábamos bien. Fuera llovía cada vez más, pero la opción de quedarnos en el hotel no gustaba nada, así que nos metimos en Orléans y allí se puso a llover fuerte muy fuerte, casi no pudimos ver nada, además de que estaba la mitad cortado por obras. Así que cena y a la cama que mañana toca París.















Día 2. 

Era domingo así que el plan era aprovechar para ver París ya que no habría tráfico y casi sin bajar de la moto dar una vuelta por los puntos emblemáticos, para tras comer dirigirnos al Eurotúnel.

Tras desayunar una porquería de desayuno, acorde con el hotel al que no volveremos, secamos la moto un poco y nos ponemos rumbo a París. Parece que el día nos va a respetar, porque no era plan ir a todo llover.





Sin más contratiempo vamos entrando en París y el GPS "Jorge" nos va diciendo por dónde ir, nos mete por calles prohibidas o por sitios donde el tráfico está restringido a buses, pero le vamos obedeciendo con un ojo en los polis y otro en los monumentos. Grandioso París.















La última etapa, antes de ir a comer cerca del Moulin Rouge era subir a Montmartre. Había una poli grande y negra que no dejaba subir más que a los taxis. Bajo de la moto, "mire usted, es que estamos celebrando las bodas de plata, vinimos aquí de viaje de novios :-[, es un recuerdo muy importante para nosotros". ¿Sólo una moto? "Sí, mi señora y yo", suban suban y muchas felicidades ;D. Subimos, fotos de rigor y para abajo a comer. 





Comimos algo exquisito y con buen sabor de boca dejamos París rumbo al Eurotunel.

Y vuelta a llover. Me cago en tó lo que se mueve, vaya porquería de tiempo.



Era nuestra primera experiencia y como había leído un poco de todo no iba tranquilo. Si se pondrían bordes, si la hora no era la exacta....Nada de nada. Entras con tu tarjeta de crédito y con tu número de reserva, sigues los pasos que te dicen y te dan hora para el siguiente tren. Luego toca pasar la aduana, te pasan un aparatito por si llevas un chorizo o algo de contrabando (no sé qué buscaban, pero armas fijo que no porque escanean los coches y las motos) y ahí una señora muy estirada te pide los pasaportes (con el DNI sobra), ¿a dónde van? " Scotland" se hace esperar, nos devuelve los DNI y ya te empiezan a mandar los encargados del Eurotúnel. Van haciendo filas y la moto siempre va al final de un vagón. Te hacen esperar y cuando hay 4 coches pasas tú y cierran la puerta tras la moto. Había mucha cola y con los trajes de agua ya estábamos sudando, pero no fue para tanto.






El recorrido lo pasé hablando con un inglés que me recomendó tener cuidado, que los ingleses no respetan a las motos...lo comprobaría en unos instantes. Sin darte cuenta ya estás en el otro lado, "Jorge" enseguida nos empezó a guiar y a una autopista que salimos, rumbo a nuestro segundo hotel.



No es que no respeten a las motos. No se respetan ni a sí mismos. Es una especie de carrera, si me vas a pasar corro y si quieres pasar te cierro. Una locura. Con siete ojos y sin meternos en ningún lío vamos circulando.



Pasamos Londres por una de sus múltiples circunvalaciones y no hubiéramos encontrado el hotel ni sin querer. Un barrio lleno de todo menos ingleses, todas las casas iguales, indios, moros... mal rollo nos estaba dando.



En recepción dos indios, entre su inglés de Jaipur y el mío de Bilbao, terminamos entendiéndonos. Nos toca una habitación de un edificio colindante, no en el mismo hotel. Un poco decepcionante, pero está limpio y al final salimos contentos.



Ahora queda la moto, ahí en la calle no me gusta nada. Está más segura ahí, porque el garaje trasero no cierra la puerta y además no vemos desde aquí lo que pasa. Mañana te ponemos un coche delante y tranquilo que es un barrio sin peligros no problemático.

Desempaquetamos todo, arreglamos todo en la habitación (íbamos a estar tres días ahí) y volvemos donde los indios a preguntar dónde cenar por ahí andando. "En la carretera tiene de todo a la izquierda y a la derecha". No nos especifican, así que guiándonos en nuestro instinto, tras pasar indios, chinos, italianos, paquistanís... nos metemos en un pub llamado "The Great Spoon of Ilford". Acierto pleno. Dan de todo para comer, buena cerveza, buen ambiente y están abiertos hasta muy tarde con cualquier excusa: boxeo, fútbol, rugby...este sería el sitio elegido para cenar todos los días. Además barato y buenísimo.




Y con todo esto en la retina volvemos al hotel a dormir, que mañana a las 6h30 empiezan los desayunos.






Día 3. La City




El primer día de estancia en Inglaterra lo íbamos a destinar a conocer mejor Londres. Ya teníamos reservado desde Bilbao los billetes de los autobuses turísticos con paseo por el Támesis incluído. 

Pero empezamos por el principio. Diana a las 6h que el desayuno lo servían a las 6h30. Desayuno inglés, con sus huevos, sus salchichas, sus alubias...Fata se iba con un triste zumo y media tostada.

Limpieza de piños y al tren de cercanías. Un billete de 10libras, te sirve para coger todos los cercanías, metros y buses que necesites en 24h. El tren va lleno de currantes (era lunes) y nos deja en la estación de Liverpool Street donde cogeríamos el metro hasta la Picadilly Circus. Los vagones a tope, pero ni un empujón ni una voz ni una carrera. Como si les faltara una marcha.




Llegamos a Picadilly Circus y no hay nadie. Aprovechamos para hacer fotos que luego no podremos hacer y nos enteramos dónde tenemos que coger el autobús turístico, porque la intención era ver el cambio de guardia en Buckingham a las 11.30.






Lo bueno del autobús es que te ahorras muchas horas de caminata, te explican lo que vas viendo en la lengua que elijas (yo escogí chino, para ir practicando). Te puedes bajar en cualquiera de las paradas y volverte a subir donde quieras, así durante todo el día.
















La charla no es muy culta que se diga, más anécdotas y cifras que una explicación seria de las cosas, pero está bien. Llegamos a Buckingham Palace y se me ocurre preguntar. Que hoy no hay cambio de guardia :'(. Cientos de personas acampadas esperando sin saberlo...y nosotros nos ahorramos una buena espera. Y eso que había un cartelito, pero nadie le hacía caso.








Nos fuimos dando un paseo por los jardines y de vuelta al autobús buscando un sitio donde comer. Volvimos a acertar. A ratos llovía (todos abajo del autobús), a ratos paraba (todos arriba).




Una cosa que me chocó es la antipatía general de la gente que se dedica al turismo (chóferes de autobús), a la hostelería (camareros en general). Por la mañana tras los viajes en tren, metro y el primer tramo de autobús, nos estábamos meando literalmente. Entramos a un bar, no hay WC aquí, con cara de pocos amigos. Al siguiente, aquí sólo para clientes, pues ahora me tomo algo, pero me estoy meando. Primero consuma y luego mee. Ahí me ves con una mano en el café y otra en la bragueta.







Tras comer muy bien, nos subimos al autobús y vamos a ver la catedral de St.Paul. Una cola del copón y al final de la cola resulta que hay que pagar por entrar. Yo no entro. Fata hace una foto desde la cola y nos vamos.









Torre de Londres. Paseo en barco (a todo llover), y por último Abadía de Westminster, que ya llevaba 3 horas cerrada.




 Nos salimos del circuito del autobús para ir a ver el Laendenhall Market (callejón Diagon de Harry Potter). Allí intento ir al WC y lo mismo que a la mañana. Pues me pone un café, meo y me lo tomo. Meo, salgo a la calle a buscar a Fata y el camarero detrás...tendré que encontrar a mi moza, no? Al final 3.95 libras un mal café.





Con todo lo que queríamos ver visto, quedan comprar 4 tonterías. Fata había visto una tienda en Trafalgar Square, así que cogemos el autobús y nos presentamos allí. Compramos las tonterías y ya pensando en volver al pub del día anterior. Había que coger metro, tren....lo mismo que a la mañana pero al revés.



Durante todo día, vimos coches de la policía a todo meter por Londres. Algunos en moto también y por la mañana en el periódico gratuito había leído algo de los "riots", pero no asociaba una cosa con otra.

Volvemos sin novedad a Ilford y aquello parece Belfast. La calle tomada por la policía, casi nadie en la calle....vamos a cenar que este no es nuestro rollo.

Entramos en el pub y nos sale un gigante, que están cerrando que no hay más cena por hoy. (Eran las 20h). Pero si ayer nos dijeron que se podía cenar hasta..... que NO. Muy nervioso el hombre y ante la perspectiva de que me dieran una hostia, mejor irse.

En el hotel había una señora (ni rastro de los indios). Me explica que lo de los "riots" está siendo grave, que la gente tiene miedo, pero me busca un italiano a unos 15' andando, llama para asegurarse de que estará y allá que nos vamos andando. 15' hubiera tardado en moto, pero andando era un cacho paseo. Llegamos reventados, cenamos muy bien y para volver me acordé que tenía los transportes públicos pagados 24h. Hice uso de mi billete y así volvimos a la cama. Mañana tocaría ver varias ciudades en los alrededores de Londres.
Ducha y a dormir.





Día 4

Desayunamos a las 7h. Hoy lo de los riots ya está en la TV desde el desayuno. Llevan 3 noches seguidas de guerra con la policía y se nota la tensión. Están todos los de la cocina mirando la TV. El plan era ir temprano al ACE CAFE, pero las colas que habían liadas nos lo pusieron imposible. Polis, ambulancias... pero llegamos casi a media mañana. 






Fotos de rigor y a Windsor, que es donde estaba la Reina. Menudo palacio tiene, por más que os explique, eso hay que verlo. El problema es que hay que pagar bastante y perder dos horas en su interior, sin enterarte de nada de lo que te explican (si es que te explican algo) y yo lo que quería era tomar té con la reina. No pudo ser.







Nos dimos un garbeo por lo que llaman "El mercado real" que se supone que va Isabel II con su carrito a hacer la compra. Había un bar de tapas español, pero ni papa de español. Volvemos a la moto para irnos y le habían puesto una pegatina, majos que son los ingleses.






De ahí nos fuimos a un colegio donde yo estuve dos años. Habían hecho dos naves nuevas, pero el antiguo estaba intacto. Había niños jugando y unas señoritas cuidándoles, pero nada de lo que yo recordaba: curas, seriedad, orden...La que parecía la jefa, nos explicó que no tenía permiso para enseñarnos ni dejarnos entrar. Ante la insistencia me dejó entrar en el sitio donde estaban las fotos de antiguos alumnos y ahí estaba yo. Pero nos echaba e insistía en que se estaba jugando el puesto. En fín, menos es nada y el recuerdo queda intacto.








Y de ahí nos fuimos a Oxford. Normalmente aprovechaba para llover justo cuando cogíamos la moto, pero las visitas nos respetaba un poco más. De Oxford tenía sitios para ver en el GPS, pero cuando llegas te das cuenta de que con la moto no vas a ningún sitio, así que la dejamos aparcada en un aparcamiento de esos de dos horas y nos adentramos en Oxford. En eso que Fata ve que hay un autobús turístico como el de Londres. Lo cogemos y nos ahorramos las caminatas. Yo no me enteré de nada, pero parece ser que se mezclaban la del alemán con la del español, además del que iba en el autobús hablando por un micrófono, así que muchas fotos pero sin saber qué era cada cosa.














Bajamos a comer (se pierde mucho tiempo comiendo, ellos no comen, así que no están acostumbrados a servir) y ya de paso nos colamos en un par de colegios. Se pueden visitar sólo algunas zonas, pero sin explicación ninguna.

Vuelta al autobús y nos lleva al más famoso colegio. Para más inri, han rodado ahí trozos de las películas de Harry Potter, así que la cola era considerable. Pagas, entras, no te explican nada y encima pretenden que no se hagan fotos.








Nos metieron por un lado del colegio y nos sacaron por otro. Al final no sabía ni dónde estábamos, habíamos "perdido" cerca de 4 horas viendo Oxford y no tenía ni idea de dónde estaba la moto. Paramos un autobús, le explico dónde estaba aparcada y me dijo que cuando pasáramos cerca nos avisaría. Vuelta a dar tooooda la vuelta a Oxford en el ***autobús turístico.


Ahí estaba la moto, con otra pegatina. Si es que no la pueden dejar en paz....Nos habíamos pasado de las dos horas.



El plan era ir a Winchester, pero entre que era tarde, que estábamos cansados y que gracias a los riots había unas colas del copón, decidimos volvernos al hotel. Dejamos la moto, vamos a cenar y ya no está ni el gigante del día anterior. Está todo cerrado a cal y canto.



Volvemos al italiano y este nos mete por una puerta trasera, pero por lo menos nos da de cenar.

Mañana nos vamos a Liverpool, así que duchita y a dormir.








Día 5.

Ruta día 5


Nuestra última noche cerca de Londres, vuelta a hacer las maletas y dejar todo preparado para salir pitando al día siguiente.

Desayunamos muy bien como todos los días, típico desayuno inglés yo y Fata su zumo y su tostada y nos ponemos rumbo a Stratford-upon-Avon, donde está la tumba de Shakespeare. En la TV riots, riots y riots y yo que me quería enterar del tiempo no hubo forma.



Tuvimos un incidente feo. En uno de los semáforos nos colocamos primeros entre dos coches. En Inglaterra los semáforos van rojo-ámbar-verde y verde-ámbar-rojo. Es ponerse el semáforo en ámbar y los dos coches que teníamos a los lados salir como si estuviéramos en una parrilla de F1. Uno de ellos casi nos da, lo adelanto sin más y veo que se viene por detrás a toda leche, un señor normal con su corbata su coche de alta gama picado como un quemado de domingo. Nos adelanta en plan "Hamilton". Esa noche Fata se tuvo que lavar la lengua con jabón varias veces. Van como verdaderos locos. De esos hubo varios sobre todo en Inglaterra, pero este fue el más "bestia".

Seguimos y vemos un trasto de esos que llevan uno o dos caballos, pero estaba hecho con cierres dorados con unos acabados dignos de un príncipe. Nos acercamos a ver a los caballos y empieza a salir un líquido verdoso por abajo. Tendrían mucha clase los caballos, pero meaban cosa fina. Menos mal que luego la lluvia limpiaría la moto.

A lo nuestro, íbamos al pueblo, Stratford donde está enterrado Shakespeare, vimos su tumba y nos damos un garbeo por el pueblo.





Pusimos dirección Stafford donde hay un mercado impresionante. Primero nos encontramos con una retención otra vez por cosas de los riots y en esto se pone a llover, pero a mala leche. Paramos en una gasolinera para ponernos los trajes de agua, no hay WC. Pues meo en el suelo. Hasta los webs de tener que suplicar por un servicio. Repostamos gasolina, compramos algo de comida, nos cambiamos y con la que está cayendo decidimos ir directamente a Chester.








Llegamos a Chester y parecía que salíamos de un curso de buceo en vez de una moto. Nos metemos en un pub vacío muy bonito, como casi todos los pubs, y nos dan de comer. Nos explican cómo hacer para visitar lo más bonito de la ciudad. La verdad es que aunque la lluvia paró un poco, no es la mejor forma de ver nada. 


















Terminada la visita ponemos dirección a Liverpool y sigue cayendo lo que no está escrito. Es una pena porque viajas incómodo, sin apenas ver nada. 

Divisamos la entrada de Liverpool como una ciudad enorme con un tejido industrial muy poderoso, pero lo que queríamos era bajarnos de la moto. Encontramos el hotel (la fachada y el barrio engañan, porque las habitaciones son estupendas) y cada uno a su faena de cada día: poner aparatos a cargar, sacar la ropa que vamos a usar, guardar la ropa de moto y dejar secar bien lo que ha estado mojándose. Duchas y cogemos un autobús al centro de Liverpool.



 El plan era hacer un recorrido en moto por los sitios principales y terminar tras una cena en The Cavern Club. No había ganas de moto ni de andar con la que estaba cayendo, así que nos fuimos directamente al The Cavern Club.










Terminamos cenando cuando ya eran más de las 00h cualquier porquería en una hamburguesería. Nos importaba mucho más el ambiente Beatle que Liverpool. La vuelta al hotel fue en el típico taxi y a dormir que mañana tocaba Escocia.







Día 6.

Dormimos como reyes en Liverpool, nos levantamos a desayunar y no había desayuno inglés. Sólo tostadas y algo de Kellog's, pero no empañaría lo bien que lo pasamos en Liverpool.

Nos ponemos en marcha y pronto empieza a llover. Inocentes que íbamos en cordura, vuelta a poner los trajes de agua. 



Algo debimos hacer mal, porque empezamos a sufrir más de la cuenta. Yo sentía toda la cabeza mojada y Fata se quejaba de frío. Nos estaba tocando el diluvio en nuestras últimas horas de Inglaterra. A cada milla que íbamos peor nos encontrábamos y no era cosa de sufrir. 

Vimos un Mc Donalds (las áreas de servicio no suelen estar pegadas a la autopista. Pone "services" sales y con lo que encuentres te tienes que apañar). Mc Donald's no nos falló. Tenía mega-secadores de esos y prenda a prenda fuimos secando todo. La gente me miraba mal, pero me importaba una higa a esas alturas. Quería ir seco y casi lo conseguí. Aprovechamos para comer algo ya que estábamos ahí, nos pusimos la ropa de agua a conciencia y vuelta a la autopista camino de Escocia.

Pronto atravesamos lo que nos faltaba y ya nos incorporamos a una carreterita escocesa que nos iría abriendo nuevas sensaciones.




Hartos de lluvia y de malos modos en las autopistas, por fin íbamos solos y por carreteras pequeñas. El GPS no indicó nada y cuando nos habíamos pasado nos invitó a dar la vuelta. Aprovechamos que paramos a dar la vuelta para hacer nuestras cosas (no había ni un pueblo ni nada por ahí).




Encontramos el Castillo de Caerlaverock. Nos quiso cobrar 3 libras por dar la vuelta en su terreno. Inocente....



Finalizada la visita nos vamos camino de Dumfries, para ver la Abadía Sweetheart, sin parar de llover en todo el día. Menos mal que agarra muy bien el asfalto de esas carreteras, aunque sea muy irregular.




Las señalizaciones marrones, son de cualquier cosa. Desde un gimnasio hasta un castillo y a todo llover no ayudan mucho.

Aquí hay que hacer un inciso para valorar las fotos que hay y la labor de Fata. Desde la moto en marcha a todo llover: quita un guante, abre la chupa de agua, saca la cámara, tira la foto y vuelve a meter todo sin mojarte demasiado y ponte el guante con la mano casi helada. Llegamos a pasar frío ese día, pero porque nos habíamos mojado al principio del día, aunque nos secamos, la humedad no se quita.

De ahí a ver el Castillo de Stirling. Ya era tarde. Con la mojadura calculo que habíamos perdido una hora tranquilamente. Me viene Fata y que no le dejan entrar, que están cerrando. Pues cierran contigo dentro. Pasamos y ahí quedan las fotos. 









De ahí una carretera chulísima nos llevaría a Callander, nuestro destino las tres noches siguientes. El hotel más caro de todo el viaje y la verdad es que no lo valía.




Tras descargar la moto, lo primero es ponerse a secar todo y ya que estábamos ahí tres días, aprovechar para hacer una colada. Llevábamos un adaptador a enchufe europeo de la toma de red inglesa y un ladrón. ¿Dónde anda para poner todo a cargar? En Liverpool se ha quedado. Menos mal que en el hotel nos dejaron otro, porque si no al día siguiente sería lo primero, ir a comprar uno. No sería la primera alegría eléctrica del viaje. Ahora al no tener ladrón, había que poner primero la cámara, luego los intercomunicadores....un poco más pesado.



Nos duchamos y salimos a cenar. Nos recomendaron un indio. Malísimo. Ahí nos ves en Escocia tras cruzar desde España comiendo una especie de pincho moruno con tomate picantísimo. Luego nos enteramos que la cocina del hotel y la del indio, eran la misma.

De ahí al pub del hotel, mientras Fata iba probando los distintos whiskys que le ofrecía el camarero yo me tomé una Guiness que es la que toman todos. Puajj, prefiero la de siempre.



Y a dormir que ha sido un día muy duro y mañana hay que elegir entre dos rutas, dependiendo del tiempo.






Día 7

Nos levantamos y en este hotel no había desayuno hasta las 8a.m. Así que tocaba esperar. Volvemos al desayuno escocés (más o menos lo mismo que el inglés).





Como de los dos días que nos quedaban era el peor, climatológicamente hablando, elegimos la ruta que no va a grandes ciudades. No era plan de ver Edimburgo a todo llover.

Salimos por la carretera de Killin hacia el castillo de Menzies. No sé qué era, pero parecía que hubiera oficinas dentro. Con la que estaba cayendo tampoco era cosa de hacer más que dos fotos e irnos. Pasamos por Aberfeldy y por Pitlochry a todo llover.
















A esto que "Jorge" empieza a fallar: "nte enta metros" "onda arta lida", empieza a cambiar de colores y se apaga. Parada a ver qué pasa y no tiene batería. Está conectado, así que como íbamos a Dunkeld aprovechamos para ver si era cosa del móvil o del cargador de la moto. Una señora muy amable que vendía tostadoras y cosas así nos dice que el señor que lo puede ver no llegará hasta las 12h. Sin "Jorge" no vamos muy lejos y los mapas con la que está cayendo no duran ni dos minutos, así que decidimos esperar. Llega el hombre, con su voltímetro, una aguja... todavía lo arregla. Me dice que se lo lleva al coche un momento y efectivamente es el cargador que está roto. Nos vende otro universal y "Jorge" vuelve a la vida. 






Retomamos ruta.


Entramos en Blair Atholl para sacar un par de fotos y un tío corriendo detrás de la moto gritando. Como no vamos a pagar la entrada, Fata tira una foto desde la moto y nos vamos.



Nos pilla de camino Dunkeld's Churchs.





 Vamos al siguiente castillo: Glamis. Uno en la puerta vestido de escocés, con su faldita y todo, nos dice que si sólo es una foto podemos entrar. Agradecidos (todo esto sin parar de llover) entramos, hacemos la foto.





 Al salir hay que incorporarse en una especie de autovía de dos carriles y cruzarla entera. Freno, gravilla y pumba. No pasa nada, pero con la mano me he cargado el soporte de Jorge. Maldigo mi suerte pero lo importante es cruzar esa carretera. Nos tenemos que incorporar al otro lado. Lo más cercano son los lentos de dirección opuesta, luego los que van adelantando, para pasar a los que van adelantando en el sentido que teníamos que ir y llegar al lento donde teníamos que incorporarnos. Una especie de suicidio porque no paraban de pasar coches. "Jorge" va hablando, pero está ahí tirado malherido. 

Nos vamos a Dundee y nos metemos hasta el ayuntamiento con la moto. 

Malo será que no haya una tienda de accesorios de móviles. Están cerrando las tiendas pero lo encuentro. No es el específico, pero sirve igual. Fata se había quedado cuidando la moto encima de una acera y yo con los trozos que quedan del antiguo soporte, de tienda en tienda. En un día Jorge tiene cargador y soporte nuevos. Más contento que otra cosa el mozo.

Lo malo que entre la avería eléctrica y el topetazo, hemos perdido mucho tiempo. Decidimos eliminar Perth e ir a ver la Catedral de Saint Andrews y la Abadía de Dunfermline. Se pasa por un puente de peaje sobre el mar del Norte, pero no está ni el que cobra ni nada, así que pasamos sin más.





Vistas las ruinas de St Andrews y la Abadía.












Nos vamos a Callander. Llegar, ducharse y a cenar. No queremos repetir indio así que nos vamos a investigar. Están cerrando todos, sólo queda uno de comida rápida, el indio de anoche y un chino. Para cagarse. Nos decidimos por el rápido, que me fríe una pizza (literalmente) y Fata se come una especie de salchicha a la gabardina. Decepcionantes las dos cenas. Nos vamos al Pub que hay música en directo. Era más ruido que música, pero para pasar un rato se agradece.





A dormir que mañana toca más.







Día 8


Madrugamos más de la cuenta, la costumbre, sin acordarnos de que no había desayuno hasta las 8h. El pub estaba abierto así que entramos a hacer tiempo. Nos echan. Que hasta las 8 no hay desayuno, pues no pasa nada esperamos aquí, que está a todo llover. Pues esperan en su habitación... Se habría levantado con el pie cambiado, no era la rubia, era otra.

Desayunamos y camino de Falkirk y de Linlithgow donde para de llover y por lo menos podemos parar y entrar.



 Un jubilado que cuidaba la iglesia estuvo charlando conmigo mientras Fata hacía la visita y las fotos de rigor.





Nos vamos a Edimburgo. Lo primero parar y quitarse los trajes de agua, para poder andar con cierta comodidad. Tomar algo y entrar hasta el centro de Edimburgo con la moto. Como nos pasó en Oxford, la ruta prevista era imposible, porque estaba cerrado al tráfico casi toda la parte turística. Así que aparcamos donde pudimos y el resto a pie.







Es impresionante Edimburgo, no me esperaba algo tan grande. Fuimos a ver dos iglesias, en una había una conferencia de lo más interesante y en otra estaban señoras en una especie de intercambio culinario. Al final, como ya iba siendo habitual, cogimos un autobús turístico, porque lo que es el Old Town, estaba a unos 40' andando y no era plan.






Encima estaba el Tattoo Military  que era a las 23h y atrae a mucha más gente de lo habitual. Dura bastante el tour en cuestión y decidimos hacerlo entero y luego bajarnos arriba del Old Town. A ratos llovía, a ratos paraba. Que llueve mucho, nos metemos en las tiendas o aprovechamos para comer algo. Que para, vamos entre la gente visitando lo que se podía.













A Fata le encantó Edimburgo y su ambiente. 











Salimos ya cayendo la tarde. Nos faltaba visitar Rosslyn Chapel y de ahí tendríamos que haber ido a Glasgow, pero estuvimos mucho tiempo en Edimburgo y lo que no puede ser, no puede ser. Perth y Glasgow quedarán para otra ocasión.




De vuelta a Callander yo tenía claro que no me quedaba sin cenar, así que con ropa de romano entramos en un restaurante y cenamos de cine, además atendidos por gente exquisita. Lástima no haber empezado por ahí el primer día.




De vuelta al pub había un karaoke y una panda de locas en plan despedida de soltera haciendo las delicias de los viejos del lugar.

Tocaba hacer las maletas, todavía sin duchar y mañana nos iríamos a nuestro último destino en Escocia: Ullapool.





Día 9


Tocaba abandonar Callander e ir más al norte.

Cuando llegamos a desayunar que era domingo, que hasta las 8h30 nada. Si quieren cobrar más les vale darme el desayuno, que nos queda mucho día por delante y no tengo tiempo que perder. Se pusieron a correr cosa mala y había más gente esperando para desayunar. Esas cosas se avisan, que ya teníamos la moto cargada en la puerta listos para salir pitando. 

Íbamos a ir por una ruta recomendada para moteros y aunque preciosa, muy mal asfaltada y con mucha grava suelta. Muchos tramos de una sola dirección, si van dos coches uno se tiene que apartar en unos huecos que hay para ello, pero con la moto no había problema. Otra cosa de Escocia son las alcantarillas que siempre las ponen en plena curva y en la trazada. Este día nos llovió sólo al principio y al final. Algo era algo.







Pasamos por dos estaciones de esquí, el paisaje va cambiando y perdiendo frondosidad, pero sigue siendo espectacular.








Nuestro primer destino una destilería. Dicen que hay que ir y fuimos. Había un guía hijo de colombiana que se encargó de los españoles y nos guió por todo el proceso de producción. Al final nos dio a probrar uno de 12 años otro de 15 y el último de 18. Todos los españoles coincidían en que el mejor era el de 12. Yo me tuve que conformar con olerlos.








Varios días me acordé de McBauman que se había dejado medio pie en Gran Bretaña, con esos puntos que ponen entre las líneas discontínuas. No sé ni para qué sirven, porque encendidas sólo llegamos a ver un par de ellas verdes y eso que hemos ido con muy poca visibilidad varios días. Había que hacer puntería para pasar sin pisarlos, porque resultaba hasta incómodo.

Seguimos camino de las ruinas de la catedral de Elgin y muertos de hambre (serían ya las 15h30) paramos en el primer sitio que pillamos. Mal muy mal, pero había que comer. Los restaurantes ya se estaban preparando para la cena.






Escocia es más caro que Inglaterra y la gasolina a medida que vas subiendo va siendo más cara también. En Ullapool llegué a pagar 31 libraspor 18 litros.





De ahí a Inverness, donde teníamos previsto ver el castillo (ya cerrado) y desde arriba divisar las vistas.










Por último cogimos una carretera preciosa que aisla Ullapool. Con sus diferencias, recuerda a la carretera del pantano de Yesa.







Al final llegamos a Ullapool, nos recibió un hombre amabilísimo, nos dio las llaves de la habitación y tocaba colada. Echamos a suertes y le tocó a Fata. Las camas estaban sin hacer, era un hostel no un hotel, así que había que hacerlas y nadie entraría en nuestra habitación hasta que nos fuéramos. Le volvió a tocar a Fata hacerlas ;D.




Preguntamos dónde cenar bien y nos indicó, siempre con un reloj como punto de referencia, una marisquería tipo Romerijo (donde pides, pagas y esperas a que te llamen). No quedaba casi marisco así que cenamos otra cosa. Con el hambre que tenía me hubiera comido un trozo de madera.



De vuelta al hostel, fuimos dando un paseo por el river-side, encontramos un sitio que tocaban música, hacían café de verdad y daban pasteles. Un lujo.



Y a la camita que mañana tocaba Isla de Skye.




Día 10


Entre ir a las Highlands y ver la Isla de Skye (no teníamos más días) elegimos ir a Skye. Habíamos visto montones de fotos y teníamos muy claro las cosas a visitar. Unas cascadas, un faro, una playa, dos castillos...pero todavía había que ir.

Fata se equivocó y en vez de poner el despertador a las 7h lo puso a las 6h. Nos vestimos y cuando me doy cuenta se vuelve a meter a la cama con cordura y todo ;D



Desayunando intento conectar a internet para ver el tiempo, en Callander y en Ullapool era prácticamente imposible. Que si las montañas que si... no cogían ni la BBC. Pregunto a una señora que había en recepción y me dice que iba a estar nublado todo el día y que a lo mejor caían 10 gotas.

Por la mañana en Ullapool te venían a saludar a la moto cientos y cientos de bichitos voladores. No eran mosquitos, pero te mordían, algo molestísimo. Así que salíamos totalmente tapados, a la moto y carretera.



Deshacemos el camino de ayer para llegar a Ullapool y enseguida (50km) cogemos el desvío que nos ha de llevar a la Isla de Skye. Empieza a llover. Nos ponemos los trajes de agua, y esas 10 gotas fueron 10 bañeras. No veía nada, íbamos pisando charcos a lo bestia y para pasar un camión había que jugársela. De pronto la carretera se estrecha no hay nada para parar mal, mal, mal. 

Como vino se fue la nube justo cuando llegábamos al castillo Eilean Donan. Había dos motos españolas, en una veo que es de BMWMOTOS.COM, los que habían dicho que iban a Escocia en el foro ya estaban de vuelta, así que ni idea de quién podía ser. Yo a tomar café y entrar en calor mientras Fata se iba a hacer fotos. 





Cuando salgo la veo hablando con unos moteros. ¿Sabes quién es? Pues no caigo. ¡Pitufine!  Pues sigo sin caer. ¡¡Pero si fuiste tú la que me habló de ella!! Puffff, la culpable de que fuéramos a Suiza hace tres años con su reportaje de un viaje a Cabo Norte. Ya empezamos a darnos besos y cambiar presentes... No la conocía en persona y conocerla allí, fue más especial si cabe. No me acuerdo de los nombres de la otra pareja, pero todos majísimos. Nos faltaba mucha ruta por hacer a todos. Ellos se iban hacia Glasgow y nosotros teníamos que dar toda la vuelta a la Isla. 

Besos, foto de recuerdo y vuelta a la moto.



Como había salido el sol, nos habíamos quitado los trajes de agua y nos disponíamos a disfrutar de nuestro último día.





 ¡¡Y una mierda!! Es meter tercera y ponerse a llover otra vez. A todo correr vuelta a poner los trajes y despacito a seguir recorriendo la isla. Nuestro próximo punto de parada eran las cascadas-acantilados de Kilt Rock. Había un autobús y no había huevos de bajarse ni con paraguas. Estaba cayendo lo indecible. Aquí no nos podemos parar así que seguimos hacia arriba a ver si podemos ir a ver el faro...nada de nada. Al final paramos en una especie de albergue juvenil, donde nos dieron de comer algo y es empezar a comer y parar de llover.






Vuelta a la moto y vamos a cruzar dejando el Norte para otra ocasión y cruzando arriba de una montaña, veríamos lo más bonito de la isla según los que estaban en el albergue. Ahí que me meto en un camino de cabras y que se vuelve a poner a llover. Aquí no puedo dar la vuelta a la moto, que se cae y nos quedamos ahí tirados. Así que tiro y tiro y tiro, hasta que volvemos a la carretera principal, ya dirección Sur. Tal vez el peor rato del viaje. Si no hubiera llovido hasta lo habríamos disfrutado y las vistas desde arriba tenían que ser la monda, pero bastante tenía con el suelo.







Siguiente parada el castillo de Dunvegan. Como es el último decido entrar con Fata. Vamos a pagar y 18 libras. La tipa es maja y me empiezo a enrollar, que si venimos de España, que si esto es muy caro, que si... al final nos mete como jubilados y nos ahorramos la mitad. Ni eso merece la visita, pero está montado así.










Esta será nuestra última parada antes de la vuelta, así que aprovechamos, tomamos algo y a la moto, que faltan unos pocos kms. Pongo todo en marcha y "Jorge" que no se enciende. Lo que me faltaba. Baja Fata de la moto y me saca el cargador que acabábamos de comprar a cachitos, una rosca, un muelle, un pivote....Lo monto todo y el pivote se queda sin chicha. Como cuando pones un boli sin muelle. Así no va a conectar. Aquí falta una pieza o algo. Nos vamos a buscar otro.




 Paramos en una gasolinera y cuando le comentamos que queremos un cargador, nos mira como si estuviéramos pidiendo el Apollo XIII. En esta isla no va a encontrar nada de eso. ¿A dónde se dirigen? Estamos hospedados en Ullapool. Tal vez allí lo encuentren. Pues nos vamos pitando. Para variar empieza a llover, no tanto como durante el día, pero lo suficiente para que haya que andar con mucho cuidado. El último tramo hacia Ullapool y al hostel. Está el hombre amable del primer día. Le explico el problema y se pone a llamar por teléfono. Me indica que hay un chico que tal vez nos pueda ayudar (serían las 20h). Del reloj, la tercera calle a la derecha... allá voy con el cargador y el móvil. Lo mira y me dice que falta un fusible. Miramos en la guantera y ahí estaba. Lo ponemos pero no rula (el nuevo tenía una luz cuando estaba conectado y no se enciende). No se preocupe que yo le hago traer otro. Abren una tienda y me lo traen. Lo enchufo y tampoco va. A ver si va a ser el fusible de la moto....¿tiene coche? No. Paramos uno que pasaba... one moment please, conectamos uno y funciona, conectamos el que se había roto y también funciona. Pues va a ser problema de la moto. 

Me dice que él es informático y que de coches ni papa. No se preocupe que tengo el libro en el hostel. Ya es de noche así que voy a por Fata y lo primero es cenar. Menudo día llevaba.

Sin duchar ni nada, vamos al mismo sitio de la noche anterior. Nos dicen que tenemos que compartir mesa, no hay problema. Voy a pedir y que no hay mejillones que quería Fata. Le dejo paso al que tenía detrás mientras le pregunto a Fata qué quiere. Vuelvo y que me tengo que volver a poner a la cola, había unos 7 esperando. Va a ser que no. 

Nos piramos que había otra marisquería, pero esta de mesa y mantel. Así nos despedimos a lo grande. Es que el chef se tiene que ir..... :'( :'( :'( me van a dejar sin cenar?? No es cosa de ponerse a contar lo que ha pasado con el cargador...pero que es nuestro último día, que por favor... nada. Que no.

Al final terminamos en uno de comida rápida, con los bichitos de la mañana comiéndonos y al hotel. 

Saco el libro de mantenimiento de la moto y ya tengo controlado el fusible que hay que cambiar y dónde está. Me voy a la ducha y mañana será otro día. Además toca irse y hacer las maletas. Menuda despedida...el día que más ilusión nos hacía a la mierda por el agua que caía y encima con una avería eléctrica en la moto. Así tengo algo para contar a la vuelta.

 A dormir que mañana tocaban muchos kilómetros.






Día 11


Me despierto a las 7h y me voy a desayunar antes de ponerme con la moto. Me viene el hombre amable y me dice que ha localizado a un mecánico de vacaciones, que me abre el taller y me ayuda con el fusible. Como para decirle que no, la persona más amable que hemos conocido en este viaje. Desayuno, vamos juntos (él corriendo al lado de la moto), era el fusible que tenía localizado, me pone uno nuevo para no gastar el que hay de repuesto y con el tema solucionado vuelvo por Fata que hoy queda mucha tela. Me despido con un fuerte abrazo y le doy mi dirección en España, asegurándole que tiene aquí un amigo.

Llueve, llueve mucho. Los bichos nos comen. Por fin con las maletas hechas empezamos nuestro último día en Escocia. Quedaba por ver el Lago Ness, Fort William y de ahí coger autopista hasta Birmingham.
Creo que es lo más bonito que hemos visto de todo Escocia ese recorrido. Lástima de lluvia que no nos dejaba ni recrearnos con lo que veíamos ni sacar fotos.

Paramos un rato, cuando se acaba el Lago Ness, repostar, WC, comer algo y había mucha gente viendo cómo pasaban barcos de un lago a otro, con al menos 3 metros de diferencia de altura. 







Tras pasar Callander ya nada es lo mismo. Autopista y muchos kilómetros por delante. Paradas las necesarias y hasta el hotel. Fata tiene una habilidad especial para pillar chollos en los hoteles. El mejor de todo el viaje con mucha diferencia y de Gran Bretaña el más barato. Además me dicen que meta la moto al garaje. Primera noche que la "machine" duerme tapada. 




Nos vamos a pegar un homenaje al lado del hotel y a dormir que estamos literalmente reventados.







Día 12



Vídeo eurotúnel


Al día siguiente "Jorge" no encuentra el satélite. Damos un paseo por Birmingham.




Nos metemos en la autopista a ojo. Eso que el sol está a la derecha....no puede ser, vamos al norte. Salimos media vuelta y dirección Londres. Algún atasco que otro, pero tragar y tragar kilómetros.



Ya cerca de Folkstone, paramos a comprar comida, a gastarnos hasta el último penique, repostar y camino al eurotúnel.

Cuando ya me he gastado todo, vamos a repostar y me dicen que tienen un problema con las tarjetas, que tengo que pagar con dinero. No pasa nada, seguro que encontramos otra, salimos de la autopista y nos metemos por barrios varios hasta que encontramos una. Jorge nos vuelve a llevar a Folkstone. 




Ahora mi preocupación eran las multas. A lo mejor tenían el número de la matrícula, pero nada. Frontera francesa ni me deja parar.
Esta vez sin nervios ni nada. Íbamos 4 horas antes de la hora reservada en el tren, pasamos en el primer tren que salió (iban vagones vacíos) y en un plis estábamos en Francia.





Me empieza a doler la mano-muñeca, ya me dolía ayer de estar tanto tiempo con la muñeca igual (que era la misma que me rompí el año pasado). Cada vez empezaba a doler antes, pero teníamos que llegar a Tours. Un Ibis muy decente, gente muy amable, pero sólo queríamos dormir. Había dos de Gijón con sus parejas, que iban a coger un ferry hasta Gijón.








Día 13

Último día, desayuno y a la moto. Como si la moto se supiera el camino de vuelta a casa. La muñeca cada vez me duele más y de pronto la moto se para. Había tocado sin querer el botón rojo. Lo pongo en su sitio y vuelta hasta Bilbao, parando cada vez que hacía falta, comiendo algo y vuelta a las cansinas autopistas francesas.


Ya en España, la autopista San Sebastián- Bilbao es una gozada. Pese al dolor de la mano voy disfrutando los últimos kilómetros.

La "machine" no se merece entrar así al garaje, así que vamos primero a dejarla guapa y por fín de vuelta en casita.






Y esto ha sido todo amigos. Siento no haber podido hacer más fotos, pero jamás he estado tantos días lloviendo seguidos. Por lo menos el viaje lo hemos podido hacer y, salvo Perth y Glasgow, hemos visto todo lo que nos propusimos.

Ahora a pensar en el año que viene.